FUNDAMENTACIÓN DE LA CARRERA

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El diseño curricular de la Tecnicatura Superior en Tecnología en Salud con especialidad en Farmacia Hospitalaria es un intento de dar respuesta a los desafíos cotidianos de la realidad sanitaria, desde una perspectiva global y multirreferencial que supere la tradicional dicotomía entre teoría-práctica, propiciando la integración entre ambas, facilitando la resignificación de la práctica a partir de la teoría y el enriquecimiento de la teoría a partir de la experiencia práctica.

Desde esta propuesta, se pretende un Técnico Superior en Farmacia Hospitalaria que, a partir de una formación centrada en el proceso tecnológico, participa en los procesos de gestión y atención de la salud, realizando los procesos técnicos específicos de su especialidad contribuyendo, de este modo, a la promoción de la salud, a la prevención de enfermedades, tratamiento, recuperación y rehabilitación de la persona, familia y comunidad.

A través del trabajo interdisciplinario en el equipo de salud, realiza actividades intra, extra e interinstitucionales relacionadas con su práctica específica y con el desarrollo de su profesión. Participa, además, en investigación y educación permanente en salud.

Este profesional superior se inserta en un contexto epidemiológico donde la prevalencia de enfermedades y muertes asociadas al uso indebido de medicamentos, así como la mala utilización de los recursos disponibles para tratamiento y recuperación, registra una incidencia cada vez mayor, tanto en los ámbitos institucionales de internación, como en la población ambulatoria asistida en los centros sanitarios. De esta forma, las prestaciones que se efectúan en el ámbito de la Farmacia Hospitalaria adquieren un fuerte carácter social y revisten importancia en cuanto otorgan una mayor seguridad a la población.

La evolución que ha experimentado la Farmacia Hospitalaria reconoce la necesidad de disponer de recursos humanos que colaboren con el farmacéutico, formados en el campo de la especialidad y con capacidades en el manejo de las herramientas que surgen del avance tecnológico aplicable en este campo.

A partir de la segunda mitad del siglo pasado, el tradicional enfoque de la farmacia elaboradora fue evolucionando hacia la utilización del medicamento y sus efectos en la persona, adquiriendo un mayor compromiso en los aspectos clínicos. Este nuevo enfoque, también se vio favorecido por el desarrollo industrial en la elaboración de medicamentos, lo que hace necesario el conocimiento y aplicación de técnicas pertinentes para suplir fundamentalmente aquellas necesidades terapéuticas no provistas por la industria farmacéutica.

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